Transporte marítimo, aéreo y contaminación

La contaminación que produce el transporte marítimo no es condenada por los «ecologistas» negociantes de las energías «limpias». La mayoría de las mercancías que se transportan en este medio, podrían producirse en el lugar de destino y consumo. Lo impiden los monopolios de la producción y del transporte, Tampoco se toma en cuenta que la aviación hace su parte. Por otro lado El transporte terrestre podría apoyarse en el ferrocarril y reducir al mínimo el uso de automóviles personales. No se ha valorado la contaminación que genera la producción, procesamiento y desecho de baterías de litio y celdas solares. Nos están viendo la cara.

Darwinismo social: la peligrosa teoría que legitima la desigualdad y explotación

Por: Alejandro I. López –

La teoría de la evolución de Darwin tiene un lado oscuro que justifica las peores desigualdades en la sociedad: el darwinismo social.

darwinismo social agua

Desde que vio la luz, la teoría del origen de las especies por medio de la selección natural siempre ha estado envuelta en polémica. El darwinismo es comúnmente celebrado al interior de la comunidad científica por enterrar definitivamente las aspiraciones religiosas y explicar el estado histórico y actual de todos los seres vivos, desechando el mito de la creación.

A través de minuciosas observaciones científicas, Darwin asentó las bases de la teoría de la evolución, replicadas y probadas posteriormente hasta el cansancio en un sinnúmero de especies animales y vegetales; sin embargo, la naturaleza estrictamente social del conocimiento obliga a mirar los avances anteriores en vías de generar una teoría evolutiva coherente: lo estudiado por Diderot, Charles Wells y especialmente, Jean-Baptiste Lamarck y Patrick Matthew. Estos últimos establecieron las bases reales sobre las que se erigió la teoría de la evolución, obviados a menudo por el dominio darwinista de la historia de la biología.

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La relevancia científica de la evolución es innegable y su aplicación práctica como modelo explicativo del devenir biológico de la vida en la Tierra, incontestable. La revolución teórica que trajo consigo significó terreno fértil para el nacimiento de ciencias naturales auxiliares tan relevantes como la genética y el desarrollo de avances técnicos considerables en la reproducción de especies animales y vegetales. Pero en contraposición a todos los beneficios que reportó el hito darwinista, su intento de aplicación en la sociedad ha jugado un papel tan funesto como miserable en la historia de los siglos XIX y XX.

darwinismo social coral

Toda expresión humana es al mismo tiempo la expresión de un periodo histórico determinado y el contexto de la Inglaterra victoriana en que Darwin escribió su teoría influyó definitivamente sobre su carácter. Durante los primeros años del siglo XIX, la Revolución industrial desarrolló vertiginosamente la productividad del trabajo, generando un crecimiento económico y demográfico como nunca antes en la historia de la humanidad con su obvia contraparte, un aumento mayúsculo en la desigualdad entre clases. Las calles de Inglaterra se convirtieron en verdaderos vertederos de miserables, gente que con las leyes de cercado y el afianzamiento del capitalismo perdió sus medios de subsistencia causaba escarnio a la burguesía nacional y su presencia se convirtió en un tema polémico.

sigloXIX

inglaterra sigloXIX

Las leyes de pobres que operaban en Inglaterra desde 1562 como un sistema de asistencia a los más miserables fueron cuestionadas en sendas ocasiones y una de esas críticas fue la que inspiró a Charles Darwin en su principio de la evolución: Thomas Malthus utilizó los conocimientos demográficos de la época, especialmente los estudios de Wallace, para demostrar la tendencia al superpoblamiento como un fenómeno inherente de la especie humana que exige la desigualdad social y prohíbe la asistencia.

Malthus desarrolló una teoría a modo de justificación ideológica para terminar con la polémica sobre las leyes de pobres bajo una simple premisa: la población crece en razón geométrica, mientras los medios de subsistencia lo hacen en proporción aritmética, de modo que si la humanidad pretende evitar una catástrofe alimentaria, debe hacer de lado las aspiraciones de igualdad entre los hombres, perpetuando una competencia por la supervivencia.

Darwin aceptó en distintas ocasiones que su teoría estaba fuertemente influida por la noción de competencia de Malthus; sin embargo, el verdadero alcance del darwinismo aplicado en la sociedad no apareció a todas luces hasta veinte años después de la publicación de El origen de las especies. Un ingeniero inglés con pretensiones de filósofo llamado Herbert Spencer, tomó los postulados positivistas de la sociología naciente y los unió a la versión más llana de la teoría de la evolución, afirmando con seguridad que el mecanismo por medio del cual se originan todas las especies, la selección natural (el proceso mediante el cual los miembros con características mejor adaptadas a su ambiente mantienen una posibilidad más alta de sobrevivir, mientras la población menos apta posiblemente perecerá) podía ser aplicado igualmente al «desarrollo» de la sociedad. Era el principio del darwinismo social.

darwinismo social escritos

La teoría planteada originalmente desde el campo de la biología evolutiva, poseía un inmenso potencial como justificación ideológica para posicionar el valor de una raza sobre otra, de los ricos sobre los desposeídos, de los letrados sobre los ignorantes. Spencer acuñó el término «supervivencia del más apto» para explicar el motor de la sociedad, mismo que Darwin a su vez, tomó previamente de Malthus. Muy especialmente, el darwinismo funcionó como un hito que no solo estipulaba que la competencia, la desigualdad y la explotación del modo de producción capitalista eran el camino a seguir en aras del progreso humano desde la óptica positivista, sino que establecía las bases «científicas» de la dominación racial y de clase en la sociedad liberal.

darwinismo social england victorian eraFoto: Mrallsophistory

Pero ¿qué pensaba Darwin de todo esto? Los biólogos y científicos románticos, seguidores a muerte del biólogo inglés, afirman que le provocó horror y tristeza ver cómo la extrapolación de sus trabajos funcionaba a la perfección para consentir la opresión humana. En realidad, el mismo Darwin, al tener contacto con los asiduos seguidores que alimentaban la corriente pseudocientífica del darwinismo, se mostró no menos que complacido. En una misiva respondiendo a Heinrich Fink, partidario de la aplicación del darwinismo social en la legislación, el científico afirmó:

«Los sindicatos también se oponen al trabajo a destajo (en suma, a toda competición). Me temo que las sociedades cooperativas que muchos ven como la principal esperanza para el futuro, igualmente excluyen la competición. Esto me parece un gran peligro para el futuro progreso de la humanidad. No obstante, bajo cualquier sistema, los trabajadores moderados y frugales tendrán una ventaja y dejarán más descendientes que los borrachos y atolondrados».

darwinismo social victorian

Si, como dijo Engels, «Darwin no sospechaba qué sátira tan amarga escribía de los hombres, y en particular de sus compatriotas, cuando demostró que la libre concurrencia, la lucha por la existencia celebrada por los economistas como la mayor realización histórica, era el estado normal de las bestias», el mismo filósofo nunca sospechó que Darwin era consciente de que su teoría formaba parte, ya no de una sátira, sino de una justificación pseudocientífica de la lucha por la competencia por la vida entre los hombres.

El mismo hombre que realizara un histórico viaje a las Galápagos dejó claro que el darwinismo social no le molestaba; al contrario, era un partidario de la superioridad racial, misma que manifestó en distintas ocasiones. Entonces surge la pregunta obligada: ¿La teoría de la evolución, pilar de la ciencias naturales modernas, es también un intento de legitimación de superioridad de una raza sobre otra? ¿La teoría de Darwin tiene un ápice de aplicación social? ¿Acaso «el origen de las especies» nació envenenado y sesgado por la ideología desde el momento en que Darwin tomó los principios justificativos de Malthus sobre la desigualdad social?

darwinismo social pobreza inglaterra fotos

La verdad sobre una de las máximas conquistas del conocimiento humano se revela como un duro recordatorio de que el carácter de la ciencia se determina a través de quien la posee. El darwinismo sirve aún en nuestros días de investidura y sustento ideológico a una clase política e históricamente identificada. La ciencia y el conocimiento tienen un fin intrínseco, que en ocasiones, lejos de concretarse, es utilizado por pequeñas minorías que ostentan el poder en una sociedad determinada y lo peor: consentido por la misma comunidad científica. Puede que vestirse de bata y echarse en la espalda décadas de complejos estudios y exquisitos conocimientos en busca de resolver los más grandes misterios que propone la ciencia sea una actividad totalmente estéril, si omite a cada paso el carácter social del conocimiento.

Tomado de: https://culturacolectiva.com/historia/las-consecuencias-de-la-teoria-de-darwin-aplicada-en-la-sociedad?fbclid=IwAR06myIMxUuonk7dYHMj24rVIVEftsKCY-17ZvDlmKfUkrD_dhlDIRHJJc0

 

 

de mibug Publicado en Utopia

Los ricos han huido de Nueva York, que registra un muerto cada dos minutos

Mercedes Gallego / Jake Price / Marta Madruga

La epidemia se ceba en la ciudad con negros e hispanos mientras EE UU se convierte en el país con más fallecidos

MERCEDES GALLEGONueva York

No es cierto que el coronavirus haya igualado a ricos y pobres en la enfermedad y la muerte, por mucho que Tom Hanks, Boris Johnson y el Príncipe de Gales se encuentren entre los afectados -todos fuera de peligro a estas alturas-. Puede que el virus no haga preguntas, pero a los ricos de Nueva York no los ha encontrado en casa.

Cuando Estados Unidos supera ya a Italia en número de fallecidos, al alcanzar ayer las 19.882 víctimas desde que comenzó a extenderse la pandemia, y cuenta con más de medio millón de ciudadanos contagiados (514.415), casi un tercio del total de 1,7 millones de afectados en todo el mundo, Nueva York tiene la triste marca de registrar una muerte por coronavirus cada dos minutos.

El mapa de la epidemia por códigos postales pinta una realidad a colores que no deja dudas. De entre los veinte barrios con menos casos de contagio, todos menos uno son los más acaudalados. Manhattan se ha quedado vacío. Las sirenas aúllan porque traen y llevan enfermos a los hospitales, que esta semana han llegado a registrar 824 muertos en un solo día, pero quienes tenían vistas a Central Park han salido de la ciudad en aviones privados y se han alquilado casas multimillonarias en Los Hamptons, el área costera de Long Island en la que veranean.

Hasta ahí les llevan a domicilio lo que más echen de menos la empresa de helicópteros Blade, el Uber de las hélices, que a pesar de cobrar entre 500 y 700 euros por entrega, dice haber recibido un aluvión de pedidos. Solo en Southampton, la población ha pasado de 60.000 a 100.000 habitantes. Los nuevos residentes pagaban lo que fuera por salir de la Gran Manzana y tener una cuarentena de lujo.

El inversor inmobiliario Joe Farrell dijo haber alquilado una de sus mansiones en Bridgehampton a un magnate del textil desesperado por abandonar la manzana podrida que ha pagado dos millones de dólares (1,8 millones de euros) por la temporada completa hasta final de agosto. Diez habitaciones, 15 baños, una bolera, sala de cine, pista de patinaje y, por supuesto, piscina climatizada al lado del mar, por si el verano tarda en llegar.

Trabajadores y mendigos

Con Manhattan abandonado a las sirenas de las ambulancias, una organización evangélica que predica el odio hacia los homosexuales y el islam ha levantado un hospital de campaña en pleno Central Park para acompañar a los enfermos de coronavirus en su duelo con la muerte. Es otra imagen apocalíptica difícil de encajar en el Nueva York de la pandemia, donde se puede pasear por en medio de la Quinta Avenida sin mirar atrás.

Al vaciarse las calles, la miseria ha quedado al descubierto. Los sintecho no tienen dónde esconderse y ya no quedan ni Starbucks en los que puedan colarse para usar el baño. Son los únicos que habitan las calles y duermen en el mundo subterráneo del metro, donde se mezclan con los obreros que no han podido escapar del trabajo. Atrapados entre el miedo a quedarse sin él y el miedo a caer enfermos, los que ni siquiera tienen cualificaciones para el teletrabajo siguen cogiendo el transporte público cada día para abastecer los supermercados, cocinar en los restaurantes o pedalear en el reparto a domicilio. Una encuesta del Pew Center reveló que a la mayoría de los neoyorquinos que ganan más de cien mil dólares les mantendrían el puesto si perdieran dos semanas de trabajo por enfermar de coronavirus. La pandemia está exponiendo las bisagras chirriantes de un sistema que las ocultaba con demasiadas luces de neón.

La ciudad que nunca dormía tiene ahora un toque de queda y la hora punta es más punta que nunca. Al atardecer, cuando acaban el turno y cierra todo, los peones se quitan la mascarilla y se amontonan a la entrada del ferry de Staten Island, como si las precauciones del día fueran un teatro para tranquilizar a los que cogen la bolsa que entregan casi sin tocarla.

Un dormitorio para todos

El 75% de estos trabajadores que han quedado en primera línea de fuego pertenecen a minorías étnicas, según un estudio del interventor público de la ciudad Scott Stringer. Los hispanos representan el 60% de quienes hacen los trabajos de limpieza y los negros el 40% de los que operan el transporte público.

Por lo mismo, son los que más muertos aportan a la pandemia. El 34% de las víctimas en Nueva York son hispanos, el 28% afroamericanos. En Estados como Louisiana, donde las disparidades sociales son todavía mayores, los negros suponen el 70% de las víctimas, porque esta población marginada ya sufría más diabetes, hipertensión y otros males de la comida basura asociada con la pobreza. Contener la enfermedad fuera del núcleo familiar es casi imposible. ¿Cómo se pone a alguien en cuarentena cuando duermen tres generaciones en un apartamento de un solo dormitorio?

En las próximas semanas ellos seguirán abasteciendo los supermercados y las estadísticas. Los ricos se espantarán cuando encuentren sus calles tomadas por los mendigos y las colas de parados esperando un plato de comida a las afueras de su iglesia, pero no hay duda de que esta primavera arrojará más luz que ninguna otra sobre las miserias del capitalismo en la hoguera de las vanidades.